lunes, 5 de septiembre de 2016

“La preparación del Tor implica los 365 días del año”


Julio Cernuda afronta por segundo año consecutivo el prestigioso Tor des Geants, después de que en 2015 el de Valdeón viera frustrado su décimo puesto por la suspensión de la carrera a 25 kilómetros de la meta



Julio Cernuda, en el Tor des Geans en 2015. /ANDREA ETTORE VALLET A Julio Cernuda (Avilés, 1980) no se le olvida la visión de Courmayeur. Tampoco aquel caldo caliente con tallarines que alivió el sufrimiento. “Era un poco el novato, sin ayuda y pendiente de todo, no solo de correr”, admite este asturiano afincado en el valle de Valdeón, alma máter de la prestigiosa Tranvaldeónica y uno de los deportistas de ultrafondo más importantes de Castilla y León.

Cernuda afronta a partir de este domingo 11 de septiembre el prestigioso Tor des Geants en el valle de Aosta, en los Alpes, con la intención de emplear un tiempo cercano a las 90 horas para los 330 kilómetros y 24.000 metros de desnivel positivo de la prueba. “En mi cabeza se repite la imagen de Courmayeur, porque cuando suspendieron la carrera el pasado año apenas me quedaban 25 kilómetros para llegar”, recuerda un deportista que admite que la preparación de los ‘gigantes’ requiere de toda una temporada específica.

“No haces esto o lo otro. Sabes que los 365 días del año están focalizados en el Tor. En mi caso, viviendo en Santa Marina de Valdeón, las posibilidades son múltiples”, analiza el director de la Transvaldeónica. “El esquí es la base de todo. Hago mucho durante el invierno. Es un deporte ideal, que me permite coger mucho fondo y que no es nada lesivo”, admite.

Julio Cernuda. /PABLO SEDANO La preparación de Julio, como no podía ser de otra forma, también incluye horas y horas de kilómetros con las zapatillas. “Me gusta correr pruebas de la zona. Este año me centré en el Desafío El Cainejo, una carrera exigente que también te obliga a trabajar”, afirma, antes de admitir que el recorrido de la exigente Transvaldeónica se llega a convertir en el pan nuestro de cada día. “No me cronometro, ni sé si estaría en los mejores tiempos, pero es ideal para meter kilómetros, al igual que realizar el anillo de Picos”, afirma antes de indicar que la preparación también cuenta con la ayuda de un entrenador, en este caso el del santanderino José Puertas.


Microsueños contra la fatiga 

El Tor des Geants, además de una extensa preparación, requiere de una planificación durante la prueba que se desarrollará hasta el 18 de septiembre. “Yo no soy amante de aquí hay que comer esto o lo otro, pero sí sé que el año pasado estuve ahí delante con un buen descanso”, agrega Cernuda. “La segunda noche pareces un zombie… Yo combato el cansancio con microsueños. De nada vale seguir y seguir, porque llega un momento que no vas a poder ni andar”, añade con rotundidad. “El descanso es fundamental. Un sueño de media hora te da la vida”.

La gestión de los avituallamientos, sin embargo, variará con respecto a 2015. “Entonces estaba solo”, rememora. “Hizo muy malo, de ahí la suspensión, y yo estaba solo. Me acuerdo de llegar empapado, con frío a los distintos puntos. Tenía que gestionarme la ropa, la comida… Y eso que la gente de Aosta es súper servicial, pero veía que los corredores de delante tenían muchas más ayudas”, señala Julio.

“Este año contaré con ayuda, y será tiempo que no pierda al tenerme preparadas las cosas en los avituallamientos y en las ‘bases vida’”, asegura un corredor de Santa Marina, que contará con el apoyo de Montane, Julbo, Esportiva Aksa y La Ardilla Real en su aventura alpina.


Vídeo de Pablo Sedano



“En el Tor se puede atajar, se ha atajado, pero confío en la ética del corredor” 

Julio Cernuda. /TOR DES GEANTS En lo que respecta al aspecto más competitivo de la carrera, Julio entiende que ponerse metas u objetivos puede ser contraproducente. “Podría decir que quiero estar en esas 87 horas que podría haber alcanzado el pasado año, pero sería ponerme presión innecesaria”, indica. “Quiero disfrutar. Sé que puede hacerlo porque he disfrutado en cada entrenamiento, y estoy preparado física y mentalmente”.

Precisamente, el deportista del valle de Valdeón entiende que el aspecto psicológico es uno de sus puntos fuertes. “Se pasan malos momentos, pero suelo superarlos con constancia. Nunca me paro. Ando y ando, porque sé que si me paro puedo venirme abajo. Salvo lesión, y tendría que ser una lesión dura, no me paro”, señala. Julio entiende que el Tor des Geants es un desafío “gigantesco”, casi tanto como la extensión del mismo, algo que invita a pensar en los controles, supervisión, organización y las posibles ‘trampas’ derivadas de una carrera tan ambiciosa.

“Se puede atajar en el Tor, de hecho, se ha hecho, pero yo prefiero confiar en la ética de cada corredor y en el trabajo de la organización”, agrega.

“Me gustaría estar entre los diez primeros, pero en una carrera de estas características puede pasar de todo. Hay que pensar en disfrutar. Es una prueba de eliminación, en la que en muchos tramos vas con un ritmo de abuela. Hay que amoldarse y resistir”, concluye un corredor que destaca la dureza extrema del Tor con las reacciones que se producen en su cuerpo durante el mismo.

“Te consume. Tiras de todo. Los hidratos de carbono vuelan según entran en tu cuerpo. Es el mejor remedio antigrasas”, bromea en relación a los cuatro kilos que perdió en apenas tres días en la pasada edición, o a las ganas de avituallarse de arroz con tomate y parmesano, en detrimento de los geles y barritas. “Era llegar a un avituallamiento y sentir esa necesidad. Te quedas sin brazos. Tiras de todo, hasta a empezar a fundir proteínas”.




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