Posiblemente, más pronto que tarde, escucharé ese fastidioso "te lo dije" al que nunca prestas atención hasta que ocurre algo. En el momento que sucede, te quedas con la boca abierta, con cara de tonto y con esa sensación de que no puede ser verdad...
¡Que sí! ¡Que la montaña ha muerto! -No frivolices-, me dirán. Pero no lo hago.
![El salmantino Álvaro García, cabizbajo en la meta del Campeonato de España de Carreras por Montaña. /FDMESCYL El salmantino Álvaro García, cabizbajo en la meta del Campeonato de España de Carreras por Montaña. /FDMESCYL](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_v3axO2grBeOHRgSUKMRbvGDTsNOWsoZvRtyg79t9P9__OnMR6GolO4d0yn1UcQ6pPYtWcPny-wUyFj-dOUhhPGtwyONeXa-NlBreX9=s0-d)
Es el momento de que los montañeros, sí, los de toda la vida, los que
huyen del 'boom' de los dorsales, de los tiempos, de las normas -los ermitaños, que diría un buen amigo mío-, entonen ese fastidioso "te lo dije", que nos invitará a bajar la mirada y a asentir con la cabeza.
Y es que durante meses, incluso ya algún año, esos
viejos románticos de las ascensiones y los descensos sin más presión que la de llegar a comer, han visto con escepticismo lo que ocurría en sus cumbres, fueran estas en
Guadarrama, los Picos de Europa o la sierra de Mijas en Alhaurín el Grande. Fue precisamente este último sitio donde el pasado domingo se les terminó por dar la razón.
Las carreras por montaña terminaron por cruzar la línea. Por despegarse de sus orígenes para
adentrarse en otro sector, ni mejor, ni peor, pero que no es al que pertenecían hasta hace bien poco. Sería injusto generalizar, porque aún quedan esas pequeñas carreras 'de pueblo' -como decía otro amigo mío-, que a mucha honra, siguen blandiendo su espada contra todos los vicios que atormentan a más de uno, pero que también vociferan otros muchos. Que no son mejores, ni peores, pero que no quiero que sean los míos.
En Alhaurín, de fiesta por la llegada del
Campeonato de España de Carreras por Montaña en Línea, previsiblemente se adoptó una decisión que supondrá
un punto de inflexión en este tipo de pruebas y en la forma de afrontarlas en un futuro por federaciones, corredores, seleccionadores, árbitros... De aquella vieja romántica no quedará ni un resquicio cuando en el cartel de turno aparezca el respectivo sello oficial. Será el momento de echarse a temblar, de revisar el papeleo y
rezar para que el artículo 'Y', párrafo 'X', no haya vuelto a cambiar. -¡Oiga! Que yo vengo a correr. -Pues vuelva usted mañana-, que diría Larra, en una idea clara de los derroteros que seguirán este tipo de pruebas a corto y medio plazo.
Y en esa nueva línea de actuación, en un intento por profesionalizar el sector, con 'mejorías' evidentes,
se cruzaron las selecciones de Castilla y León y Asturias de carreras por montaña. ¡Pobrecitas! Sin comerlo ni beberlo, sirvieron para evidenciar los cambios de este deporte.
A ambos equipos autonómicos, pese a la pena, penita, pena de organizadores, federaciones, seleccionadores, corredores y hasta de los presidiarios que completan a menudo uno de los tramos del que ya fuera Campeonato de España,
se los excluyó de su participación.
Era el momento de la normativa, de la reglamentación... De sacar a relucir la profesionalización, el reglamento, los artículos, y entrar en las guerras de puntos y letras... Y, mientras, mi amigo Higinio, un pura sangre de estos que suben y bajan a la carrera desde que las montañas eran un poco más altas y las pendientes un poco más inclinadas, recordando la manida y fastidiosa frasecita.
A este nuevo sector -insisto, ni mejor, ni peor-, de poco le sirvieron las palabras o los gestos.
Era el momento de dar carpetazo y "no crear precedentes". De obviar cientos de kilómetros, inversiones e ilusiones, e
imponer horas de trabajo "profesionales" a la luz de un flexo, por encima de las de supuestos aficionados descuidados y despistados, a los que se cambiaron su hoja de ruta y realidad con un brusco "te lo dije".