DESDE MIS ZAPATILLAS |
![Subida al Pico Peñalara, en el K-22 Peñalara en 2014. /FDMESCYL Subida al Pico Peñalara, en el K-22 Peñalara en 2014. /FDMESCYL](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIFS_73rB9BH84GKe672cUzGDtsYkucRurSJbstZW4Q17EIy9fhbjoOy3qG94ZYCa3fXFjI20K1ZdgqyFwz-fHQnfzmpzoQJYWePxaXZPam81QFw7hN-3PW5eIfQuHiMayN6hJIu0svQSs/s1600/10394033_619174181513963_4236373697357133924_n.jpg)
El nuevo estatus de este espacio natural, que data de 2013, tiene como objetivo velar por "una riqueza ecológica y cultural tan sobresalientes que aconsejan que su conservación sea declarada de interés general y se eleve su régimen de protección al más alto nivel". Dicho y hecho, salvo que en esa carrera de celadores y protectores -que ríase Batman o Superman- la restricción y la prohibición se han convertido en la hoja de ruta de los mandamases de turno.
La dirección del parque, compartido por la Comunidad de Madrid y Castilla y León, comenzó a dejar entrever su nueva trayectoria a finales del pasado año y en suelo madrileño, cuando buscó una forma de frenar la escalada de pruebas deportivas y su supuesto impacto medioambiental. El primer damnificado fue el Gran Trail Peñalara o GTP, considerada como la gran carrera del Sistema Central, hasta el punto de ostentar el título de Campeonato de España de Carreras por Montaña Ultra.
Limitación de participantes, de recorrido y una estocada a su viabilidad que deja en el aire su futuro a corto plazo. No fue el único, y con el adiós al denominado como Cerdecilla Trail, pruebas de BTT u otras de mismo índole, la 'protección' de los nuevos Vengadores llegó a la vertiente castellano y leonesa, y eso que en la vieja Castilla, pobres hasta para organizar pero ricos en ilusión, apenas existen pruebas con suficiente impacto o desarrollo en el Parque Nacional Sierra de Guadarrama. Pero ahí estaba el K-22 Peñalara, que por perder, se deja hasta el nombre en la afrenta, aunque en esta no aparezcan lanceros de la Grande Armée y sí interminables tramitaciones burocráticas que han estado a punto de acabar con el proyecto del Grupo de Montaña La Acebeda.
Y ahí es donde entra en escena la denominada como evaluación de afecciones posibles de ese exitoso K-22 -¿lo seguimos llamando Peñalara?- que en 2014 aún no conocía sus aterradores planes devastadores sobre el mítico pico del Sistema Central.
En estos nuevos planes y ya en 2015, la dirección del parque rechaza la subida al Peñalara de acuerdo a varios puntos: hábitats prioritarios, criterio en el que se reconoce que existe una senda por donde transcurre la carrera , sin embargo se incide en que "ya existen antecedentes de eventos deportivos que se han evitado en esta zona para evitar intensificar el uso público de la zona". Incluso se alude al poco uso del refugio y a su pobre desarrollo, como características aliadas en la conservación.
A la hora de dejar al K-22 huérfano también se alude al desarrollo de la 'Parnassius apollo', mariposa, que se encuentra en esta parte de la sierra. "Se pueden sospechar afecciones no sólo a la mariposa en fase oruga sino a la planta nutricia por pisoteo, por lo que por el principio de prevención no se recomienda intensificar el uso en la zona", argumentan desde el parque.
Además, la negativa al recorrido inicial de la carrera de La Acebeda, tiene en cuenta una supuesta erosionabilidad (aunque el Mapa de España de Suelos todavía no ha cubierto la provincia de Segovia). Se alude al impacto debido a la importante pendiente existente en la subida al Peñalara desde el Chozo, incluso se habla del impacto que provocan los montañeros, ya que "se observan ya fenómenos de erosión, incluso con formación de pequeñas cárcavas".
Suficientes argumentos como para descalzarse, aparcar las zapatillas y disfrutar del Peñalara, eso sí, en la tele, en foto o si se tercia en alguna vieja viñeta de Don Pelayo buscando alguna senda transitable para atizar a algún musulmán despistado en los Montes de Valsaín.